Reactivación económica: tres decisiones inmediatas

Como en Colombia la polarización obliga a leer con dos pares de anteojos la información económica clasificando las fuentes según su grado de afectación dentro del espectro ideológico, es realmente difícil encontrar posturas que no respondan a los juegos de contrarios entre la apología y el vituperio, entre el ensalzamiento y el vilipendio. Lo verdaderamente lamentable es la generalización de las propuestas, la vaguedad de las mismas y la pena que producen las declaraciones públicas y privadas más interesadas en lograr titulares propios del potpurrí mediático que en inducir la toma de decisiones prácticas que respondan a las necesidades ciudadanas y de los agentes económicos.

Dime a quién lees y te diré de qué careces, podría ser la síntesis de la manera como se reparte el proceso digestivo de la literatura económica. Y claro, tanto las cifras como la inferencia estadística proveen el instrumental para los juegos de manipulación de tirios y troyanos. No hay variable que no se preste a las manipulaciones. Incluso cuando no se quiere contrastar la evidencia, se acude a una suerte de razonamiento abductivo a la criolla, que permite jugar la apuesta por la equivocación ajena.

Muchos agentes económicos utilizan los datos de la recuperación pos pandémica inducida con endeudamiento enorme, no siempre bien negociado, para construir un dibujo dramático de las dificultades presentes. Otros achacan la culpa a la reforma tributaria, al alza en los combustibles o a los aranceles inteligentes, todas ellas medidas correctivas impostergables, para justificar una crítica severa a las actuaciones de las autoridades. Casi siempre se evita el análisis sobre la oportunidad de las decisiones para ponerse a resguardo de la réplica de la autoridad monetaria, o para desconocer graves errores de gobiernos anteriores, así como la reflexión sobre la tardanza en la ejecución del gobierno por inexperiencia de sus cuadros o por purismos propios del guayabo ideológico que habita los nuevos despachos públicos. Ni hablar de los palos en la rueda de sectores de la burocracia del pasado aferrada a sus empleos y muy diestra en el arte del entorpecimiento.

Esta polarización colombiana muestra hoy unas señales de agotamiento. Para decirlo en lenguaje ciclístico, al menos una porción del equipo de gobierno y gran parte de la oposición se quedaron sin piernas antes de iniciar la escalada. Hay fatiga en áreas de la administración y vacío propositivo en la oposición. Esto se manifiesta en la bifocalidad del lente que se coloca sobre las estadísticas. Que la industria arroja un balance negativo no tiene duda, como tampoco la tiene que la participación de la industria manufacturera en el PIB 2023 muestra mejora en la serie histórica y que la utilización de la capacidad instalada de la industria ha crecido durante 2023, datos estos que abonan terreno para la política de reindustrialización. Y esta bifurcación afecta la visión sobre la evolución de la productividad. En cifras absolutas el empleo industrial ha crecido 147 mil plazas en el comparativo 22-23 para el mes de agosto y más de la mitad de tales empleos se ha creado en ciudades intermedias.

Según la encuesta mensual del DANE el personal del comercio minorista se ha incrementado y el análisis de la Encuesta de micronegocios, la MIPYME base real de la economía popular, al concluir el tercer trimestre muestra un crecimiento de las microempresas dedicadas a la manufactura que se expresa en la creación de 44.379 unidades en catorce meses de gobierno.

Un tema que amerita un debate público serio y fundado en evidencias es el de la Inversión Extranjera Directa. Contrario a la idea de los críticos del gobierno, las cifras de 2023 muestran que la llegada de nuevas inversiones ofrece el mejor resultado desde 2014. Y eso permite avanzar en la configuración del portafolio de proyectos con visión estratégica y sostenibilidad esencial que promueve el gobierno desde MINCIT y demandan la ANDI, AMCHAM y otras Cámaras del ámbito privado.

En algunas variables vitales para el diagnóstico coinciden las diferentes vertientes: el costo medio de la financiación es elevado, las exportaciones no crecen en la magnitud deseable y la retracción en la compra de bienes de consumo durable está afectada por la ralentización en la demanda del sector familias y de los grupos intermedios. Y es con base en tales convergencias que cabe proponer una terna de decisiones inmediatas.

En primer lugar, es la hora de la implementación a los niveles sectorial y territorial del DOCUMENTO CONPES DE REINDUSTRIALIZACIÓN recientemente promulgado. En un término de tres meses, tal cual lo plantea el MINCIT deben quedar reintegrados los Consejos Regionales de Competitividad e Innovación, sus agendas frente a las apuestas sectoriales de la política y el portafolio público privado de proyectos a promover y materializar.

En segundo lugar, es necesario promulgar el PLAN NACIONAL DE EXPORTACIONES 2024-2026. Ha declarado el Presidente Gustavo Petro desde Davos: “Colombia tiene un sesgo anti exportador muy grave. Quiero acometer un poco en lo que tengo de gobierno la tarea de disminuir el sesgo anti exportador de la sociedad colombiana, porque indudablemente tenemos que vincularnos a corrientes de comercialización mundial, que incluso abandonen las materias primas propiamente dichas, o las ilícitas -peor aún, que generan violencia- y pasemos hacia la posibilidad de la manufactura y de la industrialización del país”. Es la hora de poner en marcha, antes de finalizar el primer trimestre 2024, el Plan de Exportaciones con la matriz por producto, origen y destino, así como con las metas concretas. Manos a la obra gobierno y Sector Privado.

En tercer lugar, el tema del financiamiento y la reactivación de la demanda en las familias y en los grupos intermedios es fundamental. Y en tal dirección, los ajustes a cargo del gobierno y del sistema financiero incluido el Banco de la República, son determinantes. La transformación responsable de BANCOLDEX es decisiva y ha de ser inmediata. La discusión no es si la banca de desarrollo debe habitar en el primer o en el segundo piso. Eso es prehistoria. La banca de desarrollo seria en el mundo juega en el entrepiso de la economía digital bajo múltiples modalidades. Siempre con estrictos criterios de stop loss como también de take profit es imperativo introducir nuevas modalidades de financiamiento. El Plan de Desarrollo habilitó a los fondos de empleados que aglutinan más de 1.2 millones de trabajadores para ser usuarios de Bancoldex. Crédito seguro por libranza que puede apalancarse con depósitos de los propios fondos en Bancoldex para reducir el costo del financiamiento y acrecer la magnitud de los préstamos a las familias colombianas, sector crítico en la demanda por bienes de consumo durable.

Bancoldex y el FNG son vitales para la implementación de CREO y en general para la adopción de variadas formas de nano crédito y de financiación con tasas límite para adquisición de bienes a través de las empresas de servicios públicos. Y tienen una tarea pendiente en la financiación de las industrias culturales, empeño para el cual es urgente articular su rol con la ampliación de la difusión y el uso del incentivo tributario operado por Cocrea.

Son muchas las oportunidades que la alianza público-privada-comunitaria puede generar en favor de la reactivación económica. Todos podemos comprender que la concertación comprometida, sin subterfugios, es socialmente muy rentable. Como la paz. Se imaginan cuánto puede aportarnos un ejercicio de concertación por los consumidores. Eso nos puede llevar a un beneficio reputacional para todos los actores socio económicos. Para ello son vitales la educación financiera y la formación microeconómica.

Me interpeló una señora en la fila del supermercado el 9 de enero:

-Señor usted como economista me puede aclarar porqué cuando el dólar sube los precios de los importados crecen mucho y cuando baja, como en los últimos meses, ¿los precios no bajan? Hace dos años pagaba 20 mil pesos por un litro de aceite de oliva. Vino la devaluación y el dólar se puso a 4.800 pesos. El aceite subió hasta 30 mil pesos. ¿Ahora el dólar está a tres mil novecientos pesos y el aceite está en cuarenta mil pesos, me lo puede explicar?

Recordé mis cursos sobre las variaciones de los precios relativos en el orden macroeconómico y su no correspondencia inmediata con los precios en el ámbito de los consumidores individuales.  Pensé en recomendarle alguna ventanilla de información institucional. Empero, consciente del tedio que producen los chats con los sistemas de información en línea, opté por la respuesta fácil y le dije: Yo tampoco lo entiendo mi señora. Sería bueno un diálogo entre los consumidores, los supermercados y el gobierno.

Publicado en La Línea del Medio el 21 de enero

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Diego Junca