Palabras de paz para los jóvenes
28 de julio de 2025
NUESTRO COMPROMISO INMUTABLE CON LA PAZ
JUAN ALFREDO PINTO SAAVEDRA
RECTOR DE UNIEMPRESARIAL
En el prólogo del libro “Palabras De Paz” que recoge discursos pronunciados por personalidades al recibir el premio Nobel de Paz, la escritora y periodista franco mexicana Elena Poniatowska, dueña de amplio reconocimiento internacional por su colección de recuentos sobre la masacre de Tlatelolco en 1968 y Premio Cervantes en 2013, lanza con base en un cálculo de reputados historiadores una conmovedora sentencia: “A lo largo de tres mil años, sólo ha habido trece días sin guerra en el mundo”.
Esta ceremonia de graduación en Uniempresarial tiene lugar en medio de un infausto período de violencia, muerte y depredación en el mundo y en nuestro propio país. Nuestra Nación es un ejemplo vivo de la paradoja propia: un caleidoscopio bellísimo pleno de diversidad y atributos, posibilidades y realidades, con un curso histórico marcado por episodios violentos y momentos fulgurantes, habitado por seres humanos de emociones contrariadas, dueños de una enorme capacidad para resistir y continuar la marcha contra todo pronóstico mas también con una cierta incapacidad para hacer el aprendizaje colectivo de nuestras propias falencias, con una poco discreta impenitencia por lo cual los educadores recibimos una y otra vez manifestaciones de inconformidad entre los jóvenes. Y eso nos debe llevar a reflexionar sin agotamiento.
Por eso hoy, en una jornada de felicidad para padres y graduandos, profesores y funcionarios administrativos de nuestra amada Institución, deseo como Rector de Uniempresarial, hacer dentro del rigor y la serenidad con los cuales ejercemos nuestra tarea educativa, algunas reflexiones sobre el crítico asunto de la cultura de la paz, no para caer en los señalamientos elementales y parcializados que tanto daño hacen al debate público al ser factores de polarización y pérdida de legitimidad entre múltiples actores sociales, sino, por el contrario para, con alegría y segura rectitud, exhortar a nuestros profesionales a convertirse en constructores de paz y gestores de sana convivencia en todos los campos dentro de los cuales ahora inician el ejercicio de sus disciplinas.
Me valgo para ello de las ideas que han influido mi vida a partir de elementos filosóficos básicos construidos como síntesis por Gandhi y Martin Luther King Jr. Ellos influenciaron profundamente el constructo de mis ideas
El primer componente en la visión del Mahatma bajo la preceptiva védica es entender el mundo como una familia. Un enfoque holístico que nos acerque a la integración y a la armonía y nos aleje del aislamiento y y la fragmentación. Bajo tal perspectiva, la humanidad se explica como un conjunto indivisible que no puede apreciarse como un armazón de compartimientos estancos que nos dividan desde lo económico, lo social, lo político, lo ideológico, lo tecnológico o lo religioso. Lo espiritual nos provee las bases morales para todas las otras actividades, sin ese soporte la vida se torna en un “laberinto de sonido y furia que no significa nada” según las palabras del Padre de la nación india.
El segundo gran elemento es la verdad. La verdad y la veracidad en el pensamiento, la palabra y la acción. La consistencia en estos tres planos es decisiva. No sólo aporta una visión de vida sino un camino para ella. Es el principio clave para entender el significado de la creación en uno mismo y en todos los seres vivos: “Yo quiero realizar la hermandad con toda la vida, con todos los seres que gatean o se arrastran sobre la tierra” advirtió dentro de un planteamiento que ligó en forma anticipada con la defensa de la biodiversidad.
El tercer principio filosófico “gandhiano” es la No Violencia o Ahimsa. Gandhi pregonó creer en la verdad y practicar la no violencia como anverso y reverso de la misma moneda. Explicó lo que definió como formas negativa y positiva de tal principio. En lo negativo, significa no maltratar ni herir en cuerpo o mente. En lo positivo, amar y practicar la caridad hacia todos los seres vivos incluidos los enemigos, no guardar odio ni mala voluntad hacia nadie.
De este principio, en estrecha relación con la influencia de John Ruskin, Gandhi introdujo en sus planteamientos los conceptos de Sarvodaya y Antyodaya. El primero nos coloca en la preceptiva de la primacía de lo espiritual la cual imparte al hombre el incentivo ético compasivo de compartir el dolor y la angustia de todas las criaturas en los planos político, económico y social, hacia la ampliación progresiva de la conciencia moral. Y para que ello sea posible, debe llegar hasta los niveles de mayor vulnerabilidad, activamente, no como un beneficio posterior, cual es el significado de Antyodaya.
Gandhi no cayó en la proclama resentida de la lucha de clases como tampoco en el diferimiento de la aspiración como una promesa sin fin. Y para ello pregonó la cooperación entre todos los habitantes de un país, el carácter social de la propiedad, la amplia dispersión de la soberanía política, la solidaridad universal, lo que llamó “la menor cantidad de gobierno”, la más fácil disponibilidad de la justicia, el mínimo grado de protección externa y por sobre todo: la difusión universal, ininterrumpida y neutral u objetiva del conocimiento.
Al recordar los discursos meritorios sobre la búsqueda de la paz y la justicia pronunciados por los Premio Nobel de Paz, algunos de los cuales penosamente han pasado a ser referencias históricas inadvertidas en la academia y entre los jóvenes, quisiera traer a colación la locución de Martin Luther King al recibir el Premio en 1964. En referencia al hombre moderno expresó: “…ha alcanzado nuevos y asombrosos picos de éxito científico. Ha producido máquinas que piensan e instrumentos que miran hacia los insondables campos del espacio interestelar. Ha construido gigantescos puentes que cruzan los mares y pantagruélicas edificaciones que besan el cielo. Sus aeroplanos y naves del espacio han acortado las distancias, encadenado el tiempo y tallado altas rutas en la estratosfera. Pero a pesar de esos espectaculares avances en ciencia y tecnología y aun los ilimitados que vendrían, falta algo básico. Existe una especie de pobreza de espíritu que está en flagrante contraste con nuestra abundancia científica y tecnológica. Hemos llegado a ser más ricos materialmente, pero más pobres moral y espiritualmente. Hemos aprendido a volar en el aire como pájaros y a nadar en el mar como peces, pero no hemos aprendido el simple arte de vivir juntos como hermanos.”
Por ello, desde esta tribuna académica de Uniempresarial reiteramos nuestra convicción en favor de la ciencia, el desarrollo tecnológico y sus aportes en materia de innovación bajo consideraciones éticas. Somos una Escuela de Negocios y desarrollo tecnológico empresarial. Mas en esta Ceremonia de Graduación los convoco a una convergencia espiritual. Siguiendo la prédica de Luther King, debemos coincidir con su sentido manifiesto:
“…hemos permitido que lo interno se pierda en lo externo. Hemos permitido que los medios por los que vivimos dejen atrás los fines para los que vivimos. Para sobrevivir hoy, debemos eliminar nuestro “retraso” moral y espiritual. Si no hay un crecimiento proporcionado del alma, los crecientes poderes materiales auguran crecientes peligros.”
Si agregamos a nuestros días viejas y nuevas manifestaciones de lo que Luther King llamó el “infantilismo ético del hombre” encontramos una lista de expresiones inadmisibles donde la tecnología es apropiada por poderes autodestructivos o misantrópicos: los conflictos etno-religiosos, el armamentismo, el déficit en la gestión contra el cambio climático y por la sostenibilidad, la mengua de la libertad individual por el uso no regulado de la tecnología y los movimientos de las finanzas sin control, la injusticia racial, la trata de personas, el tráfico sexual o la servidumbre involuntaria, el tráfico de drogas y los negocios con la infancia y contra la biodiversidad. Y lo que es peor, todas estas calamidades son propulsoras o recirculantes de la guerra, la pobreza y la desigualdad de oportunidades.
Por eso y para eso nos congregamos aquí esta tarde graduandos, familiares, profesores, directivos, funcionarios que participamos de una graduación diferente. Vinimos a vivir la experiencia digital para entender cuán beneficiosos pueden ser la ciencia, el desarrollo tecnológico y la innovación bajo la consideración ética de lo económico. La Universidad les ofrece hoy el diploma en cada una de sus disciplinas pero a la vez los inscribe como egresados con responsabilidades irrenunciables como constructores de paz realistas por encima de los ideologismos, como defensores y gestores de una biodiversidad para el desarrollo sostenible, como protagonistas de la cohesión social con un compromiso individual de acción incluyente para todos en la sociedad, la paz y el desarrollo como prendas de la libertad política y la profundización democrática.